Considero que de la lista trabajada en clase la situación que me parece más incómoda es la segunda: "Una madre joven dice que ha pegado algunas veces a su hijo de dos años porque llora mucho y no quiere comer"
Es incómoda porque supondría en mí un esfuerzo por tratar de comprender a la persona y al mismo tiempo por hacerle ver que esa conducta no es la adecuada. A pesar de que considero que los sentimientos es imposible eliminarlos, es importante como orientadora no dejarse llevar por ellos significativamente y tratar de ser profesional, puesto que debemos partir de la idea de que toda persona necesita que la ayuden a cambiar determinadas conductas.
Así mismo, me parece incómoda porque el tema de "maltrato infantil" o de agredir a una persona, y en este caso, a un niño me parece un tema delicado de tratar. Habría que partir de averiguar cuál es la causa que la empuja a la madre a comportarse así, ya que eso sería positivo para determinar como abordar ese problema.
Me parecen situaciones muy difíciles la número 1 "Una mujer de cuarenta y cinco años dice que le han pillado robando en una tienda. Ya había hecho eso en varias ocasiones pero se siente incapaz de dominarse" puesto que me parece complicado trabajar la capacidad de dominar los propios impulsos y el autocontrol de los mismos; la número 6 "una mujer dice que su marido ha estado bebiendo en exceso durante muchos años. A ella le gustaría dejarle, pero no se atreve a tomar la decisión" porque lo que se tiene que trabajar son los sentimientos que tiene la persona y que le impide tomar la decisión, y entre ellos puede aparecer el miedo, la inseguridad o la soledad; la número 8 "Un joven hace comentarios racistas sobre personas pertenecientes a grupos minoritarios" porque se trabajan con ideas que esa persona tiene interiorizadas desde hace tiempo como son aquellas que forman parte de su ideología y la número 9 "Un hombre detenido por conducir ebrio dice que lo único es que fue una mala suerte que lo sorprendieran" porque me resulta difícil hacerle ver a esa persona el problema que suponen sus actos o que sea consciente de lo que está haciendo.
Lo que tienen en común todas las situaciones planteadas es que requieren de profesionalidad para abordarlas, puesto que todas las personas tienen derecho a ser ayudadas. Por ello se trata de actuar lo más objetivamente posible, sin decantarte por una persona o por otra, trabajando la neutralidad y la empatía y manejando nuestros propios sentimientos, ya que es imposible dejar de sentir una cosa u otra ante una determinada situación pero si los podemos controlar para no dejarnos guiar demasiado por ellos a la hora de asesorar a una persona.
Hay que reflexionar sobre hasta que punto te puede afectar el problema de los demás, de qué manera nos vamos a implicar y nos vamos a dejar guiar por nuestros propios sentimientos para asesorar.
Así mismo considero que en todas las situaciones el orientador tiene el poder sobre cómo manejar la propia situación, es por ello que todos los casos planteados son difíciles de abordar puesto que con solo la opinión se influye en la propia persona.
Por otro lado, al tratar de averiguar la causa que deriva en que una persona tenga determinadas conductas y teniendo en cuenta la necesidad de enfrentarse y de expresar los propios sentimientos, estamos entrando en la intimidad de la persona. Pero esto es necesario para poder trabajar la problemática.
Por último, hay que destacar que hay cuestiones que responden a un determinado aspecto como la dignidad, en la cual todos podemos encontrar un punto de razonamiento para estar de acuerdo. Realidades objetivas en las que todos coincidimos más allá de las ideas de cada uno.
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